Por Catalina Vera Cáseres y Jazmín Echeverría
Con emotivas palabras, cuerpo docente y alumnos, despidieron a Magdalena Roa, directora del Nivel Secundario del Colegio Ayres del Cerro, quién no pertenecerá más a la institución, desde este mes de mayo.
«En muchas oportunidades solemos escuchar que la educación es el fundamento en el que se cimentan sociedades justas y participativas. Pero si reflexionamos, pocas veces solemos darle importancia a la labor y vocación de aquellos actores que son los principales vehículos en la tarea de educar.»
Con estas palabras, Belén Ramos, secretaria del Colegio secundario Ayres del Cerro, abrió el acto homenaje a la trayectoria en la Institución a Magdalena Roa, quien fue directora desde el comienzo del Nivel Secundario y que decidió continuar su carrera profesional en la Escuela Nacional Ernesto Sábato, como vicedirectora.
Después de las palabras de Belén, los chicos de 6º también expresaron sus sentimientos con una carta en la cual le agradecian por acompañarlos durante todo este tiempo “en una etapa tan difícil como la adolescencia”.
“Es muy triste que se vaya porque me parece una muy buena directora y con más corazón de lo que me imaginaba. Dejó la expectativa muy alta a lo que es un director”, nos dice Victoria Solla, alumna de 6to año.

El cuerpo docente no se quedó atrás en la despedida y le preparó una presentación con fotos y videos en el cual se reflejaban los momentos compartidos y su cercana relación.
“Estamos muy felices por Magda ya que es un gran crecimiento para ella y creemos que está preparada. Estamos contentas de lo compartido” nos cuentan, emocionadas, Agustina Fittipaldi y Fátima Ciappina.

Este acto surgió como idea del cuerpo docente para poder hacerle una despedida sincera y que reflejara el camino y el impacto de Magdalena en el colegio. Además, se les propuso a lo alumnos hacer carteles, cartas o lo que ellos quisieran para decorar los pasillos durante este día y también para que ella pueda llevarse un regalo hecho por los chicos/as.
Aunque el colegio se fundó en 2011, ella ya estaba trabajando desde 2010, junto a los dueños y representantes legales, creando la fundamentación del proyecto de escuela al cual querían llegar. Si bien esta idea llevó años de trabajo y esfuerzo, hoy podemos ver su resultado.

Como homenaje y porque nos parecía muy poco solo dedicarle una simple y pequeña nota, decidimos hacerle una entrevista.
¿Qué te llevó a tomar esta decisión?
Me propusieron desde la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Ayres (UNICEN) ser la vicedirectora del Colegio Ernesto Sábato y acepté. Trabajo en esta Universidad desde que comencé mi carrera profesional hace 20 años, Universidad en la que también estudié el profesorado. Es la institución que me formó y en la que me desarrollé, hoy se me convoca para ejercer un rol, y acepto. En estos 20 años me he seguido formando (con diplomados, especializaciones, maestría) y seguí creciendo en la práctica docente. Cuando como profesional estamos dispuestos a formarnos también lo estamos a ejercer distintos roles en distintos lugares que nos hagan poner en juego eso y seguir superándonos profesionalmente. Al convocarme, desde la Universidad pusieron en valor ese recorrido profesional: la formación, mi paso por la Sábato hace unos años, mi recorrido de 20 años en la universidad donde hoy tengo un cargo de Profesor Adjunto, y por supuesto, mi experiencia en la gestión del Colegio secundario Ayres del Cerro.
¿Lo tenías planeado o surgió en este último tiempo?
No era algo planeado dar este paso ahora, pero sabía que en algún momento mi ciclo en Ayres del Cerro se cerraría, por lo que dije anteriormente y porque considero necesario la renovación para las personas y las instituciones.La propuesta concreta se dio a fin de marzo – principios de abril. Es muy reciente.
¿Qué pensás que es lo que más vas a extrañar del colegio?
Lo que extraño son los vínculos construidos, la cotidianidad de los lazos con otros por quienes tengo afecto, aprecio. Me refiero a todo, el equipo con quien trabajo, pero también a los estudiantes y a sus familias, El cariño por todos es muy grande.

¿Viste cambios en la Institución estos años?
Muchos. Especialmente ligado al crecimiento por la cantidad de alumnos que se fueron incorporando. También en relación a cómo el proyecto del nivel fue tomando forma, se fue consolidando y por eso el Colegio se fue posicionando en la ciudad como una opción para las familias. Al crecer y consolidarse, aparece la seguridad para estudiantes, familias y también para el equipo: de lo que es esperado dentro de este encuadre, y esta seguridad genera un buen clima, y ganas de estar, pertenencia. En estos tiempos de incertidumbre permanente, contar con un lugar que contenga, acompañe y forme a los estudiantes, es valioso, y eso pudo lograrse paulatinamente en estos años. Al comienzo los papás tuvieron que depositar mucha confianza en el equipo porque no se sabía cómo iban a ser las cosas; por mucho tiempo se hicieron muchas cosas por primera vez. Siempre hay algo nuevo, pero cada vez es menos. Y así la escuela creció.
¿Qué pensás que dejaste en el colegio?
Deje un proyecto y un Colegio en marcha, que se fue pensando y construyendo desde cero; un equipo de trabajo conformado, que sabe qué tiene que hacer y cómo, y qué tiene la capacidad de pensarse en pos de superar las dificultades y mejorar. Pero lo más valioso para mí, de lo que dejé, tiene que ver con haber impreso mucho en otros: en la impronta de la escuela y un estilo de trabajo ; en la formación de los docentes; en el acompañamiento a las familias; y por sobre todo, en la trayectoria de todos los estudiantes que pasaron por Ayres. Lo dejé y transformó a otros, pero también me transformó a mí.
¿Qué sentiste al tomar esta decisión?
En un primer momento, ante la propuesta, me resultaba muy difícil pensarme fuera del Colegio, lejos de la cotidianidad del lugar donde me desarrollé tantos años y donde con tanta pasión trabajé. A medida que la nueva propuesta me entusiasmó, la idea de retirarme, de a poco, fue siendo más natural y posible. Creo que fue un proceso que se dio a la vez, pensar en un nuevo desafío pudo darse a medida que me alejaba de la idea de ser líder de la otra. Me voy enormemente gratificada por la experiencia.