Un viaje fuera de rumbo

Por Franco Schell
En todas las familias hay historias. Algunas son anécdotas, otras encierran vivencias de destierros, ausencias, esfuerzo o dolor, o hechos impensados. Han viajado, hechas narración, de boca en boca. Creemos que cada una merece ser contada, por eso nuestra sección Historia de familias, ahora se multiplica en una columna semanal en la edición impresa del diario El Eco de los domingos. Las producciones pertenecen a los alumnos de 6to año de la Orientación en Comunicación y se trabajan desde el espacio de Taller de Producción en Lenguajes coordinado por la docente Virginia Himitian.

Un día el matarife Roberto Carlos Schell, mi padre y dueño de una cadena de carnicerías en Buenos Aires, se encontraba de viaje por dicha Provincia. Roberto conocía muy bien todas las rutas del país ya que al comprar hacienda las había recorrido por completo. Básicamente él se dedica a comprar la hacienda en pie, transportarla al frigorífico y después repartir la carne en sus carnicerías. De esa manera estaba familiarizado con los caminos de casi todas las provincias.

En una de sus compras se encontraba por la zona de Balcarce con un amigo suyo. Ya estaban por llegar a destino, cuando de la nada apareció una luz blanca arriba del auto. Su amigo iba dormido a su lado, pero sabía que estaban por Balcarce. Momentos más tarde, de la nada, Roberto abrió sus ojos y se dio cuenta de que se encontraban en La Pampa, otra provincia que se ubica al oeste de Buenos Aires. Era prácticamente imposible que hubiera manejado tanto tiempo dormido desde Balcarce hasta La Pampa.

Roberto tenía un montón de sentimientos encontrados más que nada de incertidumbre, ya que no sabía qué había ocurrido realmente. Al mismo tiempo tenía miedo por su salud ya que en todo ese tiempo no tenía consciencia de qué había pasado en ese lapso de tiempo. Su cabeza no dejaba de pensar en lo sucedido y su pecho se llenaba cada vez más de confusión por lo que había ocurrido. Despertó a su amigo y le contó que no sabía cómo habían llegado a La Pampa de la nada. Encima “los habían dejado” en la banquina de la ruta, no sobre el camino.

Desconcertados, decidieron emprender el viaje de nuevo hacia Balcarce. Al finalizar su viaje, Roberto se puso a investigar de casos como el de él y encontró alguien que contaba lo mismo que le había pasado a él. Que de la nada había aparecido una luz blanca y los conductores se despertaron en otro lado.

Siguió leyendo y leyendo para intentar dilucidar qué podría haber sucedido. En esa búsqueda descubrió que La Pampa y Balcarce son dos de los lugares con más avistamiento de ovnis. El interrogante quedó abierto, ¿sería eso lo que les había pasado a ellos? Es una de esas preguntas que aún hoy sigue sin poder responderse, pero este relato quedó como una historia de familia.