“Creo que el deporte saca al chico de la calle, te da códigos de convivencia”

Entrevista a Mariana Pérez Roldan

Por Catalina Vera Cáseres

A los 5 años sostuvo en sus manos por primera vez una raqueta de tenis y desde ese momento no se pudo separar de ella. Nació rodeada de este hermoso deporte, ya que su padre, Raúl Pérez Roldán, era su entrenador y competía a la par de su hermano, Guillermo. Se la identificaba por el juego plano y por la pasión y la “garra” con la que golpeaba cada pelota. A sus 23 años, alcanzó su mejor posición en el ranking mundial: 39; pero una lesión en su rodilla la obligó a abandonar su amado deporte. Actualmente, colabora mano a mano con Mariano Zabaleta, en la fundación Todos a Jugar. Realizan un acompañamiento general a chicos en situación vulnerable, inculcándole valores y códigos de convivencia. El lema que los identifica es: “Un chico más en el deporte, es un chico menos en la calle”. Además, no hace mucho tiempo abrió un salón de belleza, Libra. A sus 51 años, sigue apostando por sus dos pasiones: el deporte y la belleza.

En esta nota hablamos con ella sobre su carrera tenística, su participación en un proyecto solidario y sobre la idea de incursionar en la belleza.

¿Cómo te introdujiste al mundo del tenis?

Nosotros nos vinimos a vivir a Tandil desde muy chiquitos, yo tenía 3 años y mi hermano, Guillermo, 1. Yo nací tenísticamente en Tandil. Mis padres eran muy jovencitos, habían jugado al tenis en Buenos Aires y, cuando llegaron a Tandil, vieron que el deporte era una buena manera de incluirse en la sociedad. Entonces, mi papá, Raúl Pérez Roldán, empezó a tomar clases con Felipe Locicero, que era el maestro de Guillermo Vilas en Mar del Plata y a estudiar el tenis. Empezó a desarrollar un método de enseñanza que le resultó muy bien, en el Club Independiente y en el Club Uncas, que en esa época eran los únicos dos clubes que había en Tandil. Empezó a dar clases a adultos e inclusive a más chicos. Nosotros éramos una generación muy chiquita y como él se la pasaba en el club, nosotros también hacíamos vida de club. En esa época no existía Internet ni nada virtual que distraiga, entonces, de esa manera, nosotros empezamos, de mi punto personal, también a incursionar en lo tenístico: porque toda la familia estaba en el club y mi papá era el profesor.

¿Y desde ese momento empezaste a jugar torneos?

Yo empecé a jugar al tenis a los 5 años. A los 7 jugué mi primer torneo regional, y me fue bien. En casa todos los días se hablaba y ejercía el tenis, así que fue una manera de crecer paralelamente. A medida que los resultados se iban dando, la exigencia era mayor y empecé a jugar los torneos regionales. Empecé a ganar. Después pasaba a los provinciales y quiénes ganaban pasaban a los nacionales. Y así fui superando etapas.

En lo que era tu juego, ¿te influenciaste en alguien en específico, o se fue dando?

Yo tenía un ídolo en ese momento, Jimmy Connors, a mí me gustaba como jugaba. No es que yo me sentía identificada con él, porque dentro de lo que era físicamente, yo era una mujer muy delgada, que no tenía virtudes físicas, que lo único que tenía que tener era mucho trabajo. Se me identificaba con una cosa: la “garra”, de correr todas las que podía, fui adquiriendo un nivel de resistencia. Tenía 8 kilos de más, que era masa muscular, pero nunca tuve altura, potencia; era trabajo, voluntad, sacrificio y estar permanentemente dentro de la cancha. Ahora, lo que sí, me encantaba verlo jugar e intentar llevar un juego plano como él tenía, pero porque era mi ídolo, no porque lo copiaba o que llegara a tener ambiciones de jugar como él.

Mariana en acción

Rescatando que tus padres encontraron al tenis como una manera para introducirse socialmente en Tandil, ¿qué creés que significa este deporte en nuestra ciudad?

Tandil, no hace mucho tiempo, fue declarada “Cuna de Tenistas”, porque creo personalmente que cumple con distintos requisitos que se unen entre sí y hacen un “todo”. Quiero decir que hay bases, como por ejemplo: las distancias son cortas, hay un buen semillero de chicos, hay gente capacitada que logra que los chicos lleguen a desarrollar la actividad de manera medianamente bien como para sentirse identificados cada uno en una actividad, no estoy hablando solamente del tenis. Creo que el deporte saca al chico de la calle, que te da códigos de convivencia, de respeto, que hay valores dentro. Si bien el tenis es un deporte individual hay reglas que cumplir, horarios, exigencias -que son muchas. El deporte individual es mucho más exigente que un deporte grupal, en el sentido personal, vos estás sólo, sos vos mismo, y si ganas o perdés un domingo, te vas a dormir con esa triunfo o esa derrota, pero el lunes eso quedó atrás, no te sirve para lo siguiente. Eso es muy difícil de llevar adelante siendo tan chico, porque un tenista profesional a los 30 años ya es viejo, cuando la gente que no hace un deporte de alto rendimiento recién se está recibiendo y arrancando su vida profesional. Son muchísimas cosas que el deporte te inculca.

A pesar de que hayan pasado varios años de tu auge profesional, ¿te siguen reconociendo en la calle?, ¿qué se siente volver a Tandil?

Mira, “nadie es profeta en su tierra” -risas. Nosotros en Tandil nos sentimos muy cómodos e identificados, y te hablo de nosotros, de todos los tenistas en general.

Fijate que, un poco más, un poco menos, todos tenemos casa acá, todos volvimos o de alguna manera todos volvemos a Tandil. El volver a tu ciudad y ser uno más, habiendo sido en algún momento de la vida un poquito reconocido por etapas deportivas o por haber tenido un momento de esplendor, siempre está bueno porque te pone los pies en la tierra. Eso es lo que nosotros pretendemos acá, ser uno más de la historia de esta ciudad que uno vuelve a elegir cada vez que sale para algún lado. Pero si, me reconocen.

 

¿Qué te generó haber sufrido una lesión en el mejor momento de tu carrera?

Frustración. Las lesiones son las enemigas número uno de los deportistas y una lesión que te retira de tu carrera es frustrante, y más cuando tratas de hacer de todo para poder volver. Y cuando estás en la cresta de la ola, peor todavía. Por eso uno, estando desde mi lugar, entiende muchas veces las lesiones que ha sufrido Juan Martín del Potro, que son muchas, y ha vuelto a estar ahí arriba, eso es sumamente respetable. Tomar la decisión de retirarte cuando te fue bien, ya es difícil tomar la decisión porque llega un momento que te encontrás donde no sabes para donde disparar, cuando te lesionas de golpe, sin saber qué está pasando y en el medio de tu carrera, cuando todo lo que te rodea es exclusivamente tenis.

Igualmente, seguís estando vinculada a este mundo…

Si, hoy en día, estoy trabajando en una fundación, Todos a Jugar, que justamente el lema que tenemos es “Un chico más en el deporte, es un chico menos en la calle”. Pero no implica solamente eso, sino también que hayan códigos de convivencia- como decía antes – en valores y respeto entre los mismos chicos, que hoy día está un poco perdido, inclusive en los diálogos, en la comunicación, por una cuestión de que la tecnología está arrasando con todo y que hay también mucha falta de que la gente se involucre en un deporte.

Posando para las cámaras de Mauricio Granata en Posta Natural, Tandil

¿Cómo surgió esta idea?

Todos a Jugar, es una fundación que preside Mariano Zabaleta, también ex tenista. Es una manera de devolverle al deporte todo lo que nos dio a nosotros. En Tandil, estamos trabajando con barrios. Este año, justamente este mes, cumplimos un año en Tunitas, donde estamos haciendo un trabajo de inclusión al

deporte en chicos de 6 a 12 años. Pero hacemos un trabajo, más allá de actividades deportivas, de inclusión social, tratamos de acercar a la familia a esas actividades, padres, madres, tíos, quién sea el mayor responsable de los chicos, y que ellos estén entretenidos y que estén disfrutando de un deporte, socializando y tratando de compartir un momento. Más allá del deporte, nos preocupamos en saber cómo están físicamente y que no estén en la calle a la deriva.

Logo de la Fundación «Todos a Jugar», de Mariano Zabaleta

¿Quiénes integran el grupo de trabajo?

La fundación es a nivel Nacional, es un grupo grande que está detrás de esto. Acá en Tandil somos una parte, media desglosada por todos lados. Yo soy medio un nexo entre Tandil y la Fundación, vendría a ser un eslabón más de esta cadena que ellos (Mariano y compañía) forman. Hacen estas actividades todo el año, en distintos puntos del país. Hay un montón de gente que colabora, como Lucas Shedden, mano derecha de Mariano, que ayuda un montón; nosotros trabajamos porque tenemos la colaboración de un montón de gente solidaria.

¿Qué actividades desarrollan?

Obviamente que dentro de las actividades, la que más auge tiene es el tenis, pero también hay mini tenis, mini hockey, basket reducido, un montón de otras actividades.

El sábado 15 de agosto, para el día del niño, en el club Defensores del Cerro de Tandil, realizamos una exhibición a la que se acercaron más de 800 chicos. Se entregaron regalos, se hicieron juegos y actividades y, además, estuvo Mariano jugando con los chiquitos.

Mariano Zabaleta con los niños, festejando su día

Además de seguir vinculada al tenis, estás relacionada al mundo de la belleza…

¡Disfrutar del tenis!

Ya hace unos cuantos años que, paralelamente a la carrera deportiva, incursioné en lo que es belleza. Cuando me lesioné, me fui a vivir a Europa y allá me quedé, viví casi 14 años. Allá empecé a trabajar con salones de belleza y todo lo que era depilación, maquillaje. Siempre me gustó y hace mucho tiempo que sigo en lo mismo.

Un salón de belleza, el nuevo emprendimiento de Mariana Pérez Roldán

Y hace poquito abriste Libra, un salón de belleza…

¡Sí! Apuesto a seguir trabajando en lo mío, en lo que me gusta, sin dejar de lado la parte deportiva, que es lo que me parece importante. Mientras tenga los tiempos de poder hacer ambas cosas las voy a hacer. Son dos pasiones que quiero llevar paralelas. Creo que a lo largo de la vida se van abriendo y cerrando etapas, pero las que uno quiera cerrar no son las mismas que uno en su momento tuvo el poder de decir “bueno, ahora las dejo y no abro más”. En mi caso no es así, a mí me gustan las dos y por eso no quiero cerrar ninguna.

Esto fue medio una apuesta a lo que yo ya venía trabajando. Además, creo que el hombre está teniendo una experiencia en la depilación, en ser un poquito más vanidoso, en cuidarse. Y como nosotros en Libra atendemos hombres, la apuesta era doble. Y la verdad es que vengo bastante bien y entusiasmada.