La vocación de ayudar

 Entrevista a Guillermina Echeverría

Por Jazmín Echeverría

Guillermina es una ciudadana de nuestra ciudad que junto a un grupo de amigas inició un proyecto de «vianditas», para entregarlas a familias que lo necesiten. Este proyecto con el tiempo se convirtió en el Comedor Inmaculada Madre, haciendo que ellas ya no sean solo las encargadas de cocinar, sino que también ahora comparten tiempo con todos los niños de esas familias y pasan los sábados entre comidas y juegos.

¿Cómo es el comedor? ¿Siempre fue así?

El comedor Inmaculada Madre funciona en la Parroquia del Carmen, en lo que era antes la antigua parroquia, que está por la calle Alberdi, y respondiendo a la pregunta de si siempre fue así, por lo menos en la etapa en la que estamos este grupo de amigas “en la fe” como nos llamamos sí, arrancamos así.

¿Cómo y cuándo inició?

El comedor en sí está por cumplir 5 meses, pero antes nosotras íbamos los días viernes, cocinábamos unas viandas que Cáritas de la parroquia les daba a las familia que acompañan. El sábado a la mañana entregaban el bolsón de mercadería y también les daban nuestras viandas. Éramos un grupito de 5 amigas, nos poníamos de acuerdo por Whatsapp sobre qué íbamos a cocinar el viernes. Una de las chicas consiguió un contacto que nos donaba carne, después de meses, viendo la realidad de las familias, abrimos el comedor.

Foto del comedor decorado para festejar un cumpleaños

 

 ¿Cómo llegaron a la parroquia?
Nosotras nos conocimos en un retiro espiritual que fue llevado a cabo en el Colegio Santo Domingo, como yo no estaba pasando por un buen momento personal una amiga me invitó y ahí conocí a este grupito de personas. Después del retiro, nos seguimos juntando a rezar el rosario y también para acompañar a un par de chicas que habían hecho el retiro con nosotras, que no estaban bien de salud. Mi amiga, la que me llevó, siempre estuvo presente en la Parroquia del Carmen y vio la necesidad de Cáritas, que no daba a basto para ayudar a las familias, y nos dio la idea de ofrecernos a ayudar. Nos encantó y fuimos a ofrecernos como voluntarias y así nos acercamos a la parroquia.

¿Qué imagen tenías antes de empezar? ¿Y ahora?

Antes de empezar tenía una imagen contraria a todo lo que viví desde el momento en el que empecé. Me imaginaba que no íbamos a tener contacto con la gente, ni con los de Cáritas, ni los sacerdotes, y muchos menos con las familias a las que les íbamos a cocinar. Me imaginaba que íbamos a estar aisladas, por decirlo de alguna manera. Pero desde el momento que empecé fui interactuando con la gente de la parroquia y también nos fuimos fortaleciendo como grupo. Justo cuando llegamos la Parroquia del Carmen estaba pasando por un momento de transición, en el cual se quedaron sin sacerdote, pero eso a nosotras no nos afectó, seguíamos juntándonos los viernes a la noche a preparar las viandas para que fueran entregadas al día siguiente.

¿Qué actividades realizás?

Bueno yo estoy en el equipo de bienvenida y escucha a las familias. Lo que hago es recibirlos, estar con ellos, más que nada. Todas las familias que vienen necesitan que uno les ponga el oído, igual que los chicos. A veces uno se piensa que hay que hablar, hablar, y no, no es así, ellos necesitan ser escuchados. Entonces, es tener un diálogo, es compartir cosas que han hecho las familias en la semana, los proyectos que hay, cómo va la escuela, cómo va el trabajo. También lograr que confíen en nosotros, en cada una de las que estamos en esta tarea, que confíen, porque ese es el mejor nexo. Somos el nexo entre la familia y la comunidad de Cáritas, porque hay casos que necesitan que los acompañemos un poquito más, que les demos un poco más de ayuda.

¿Qué es lo que más te gusta?

Antes, lo que más disfrutaba de nuestros inicios, era cuando nos juntábamos a cocinar y rezábamos el rosario, eso me gustaba, que era un momento de acción y oración. Pero ahora, dada la cantidad de gente que asiste al comedor, tenemos un equipo de cocina, porque son muchas las cantidades que se manejan y eso a nosotras nos había desbordado. Entonces conseguimos gente voluntaria que maneja mucho mejor que nosotras la cocina en tanta cantidad. Bueno, como ya te dije, lo que más me gustaba era cocinar, pero ahora como dejé de hacerlo estoy en permanente contacto con los chiquititos y toda la gente que va, los recibo, charlo con ellos, cómo hay otro equipo que se encarga de poner las mesas, yo me siento y hablo con ellos, y todo eso también lo disfruto mucho.

¿Qué es lo que más te impactó?

Lo que más me impactó fue uno de los sábados de este invierno, que hacía muchísimo frío. Habíamos tenido personas internadas a las que estuvimos acompañando. Como era un día de mucho frío, teníamos todo preparado y no venía nadie. Más tarde, empezaron a llegar y en eso se acerca una mamá muy delgada con sus chiquititas de la mano, muy desabrigadas, entonces yo les digo: “¡Hola corazones, muy bien, las primeras valientes en venir!” y ver dos ojazos que me miran y me dicen “sí, tía Guille”, porque así es como me dicen cariñosamente, “venimos a comer en familia”. Eso me movilizó un montón, fue cuando me hizo un click, uno no es consciente de lo que estamos haciendo, porque hay una historia de cada cosa, de cada familia, así que eso me pegó mucho, ver a esa nenita que me decía “venimos a comer en familia”.

Chicos jugando

 

 

 

¿Cuántos chicos son?

Vienen entre treinta y cuarenta chicos. Deben ser 20 familias aproximadamente las que acompañamos, y por familia tenemos desde dos hasta cuatro niños. Algunos son más grandes y no vienen.

¿Van los chicos solos?

No, les hicimos la invitación por medio de Cáritas a todas las familias. Fue el primer requisito que dimos, que los chicos no podían venir solos, que debían venir con un  mayor responsable, lo que implicaba que en lo posible fuera mamá o papá. La gran mayoría viene con la mamá, tenemos dos o tres papás pero casi siempre vienen con la mama y con los hermanitos.

¿Cómo es interactuar con ellos?

Interactuar con los nenes es hermosísimo. Ver esa transparencia que tienen. Ellos se ponen a charlar con nosotros y hablamos de todo. Hacemos mucho hincapié en ver cómo está el tema de su escolarización, si van a la escuela y cómo les va ahí. También preguntamos si hacen algún deporte, si tienen la posibilidad. En un momento se contactaron con nosotras las chicas de Reinventar, para ver si teníamos chicos con la edad de participar, y si podíamos hacerles de nexo, para ellos poder acompañarlos y que los chicos hagan deporte, para que no caigan en la droga o anden mucho por la calle. Nosotras nunca hemos tenido ese tipo de problema, vemos que los chicos están muy contenidos en su familia.

¿Reciben ayuda de algún lado?

La única ayuda que recibimos es la de una persona, a la que llamamos con las chicas nuestro ángel, que nos da carne y pollo. Después, conseguir todo lo demás es la tarea de la que nos encargamos durante la semana. Nosotras ya el lunes estamos pensando en el menú que vamos a dar el sábado, para poder ir consiguiendo las cosas, a veces, conseguimos alguna otra donación. Tenemos ya en el comedor un stock, hace poco recibimos en la parroquia a un grupo misionero de Buenos Aires, ellos nos donaron alimentos no perecederos, un montón. También hay gente que después de escuchar todo lo que hacemos en la misa, se acerca a la secretaría y deja alguna donación.

¿Cuántos participan?

Los adultos que organizamos somos 9 y tenemos como voluntarios otro grupo de 15 adultos más, más o menos. Igual nos vamos turnando, porque hay sábados, que es cuando funciona el comedor, que a algunos se les complica para ir. Los que estamos desde el principio siempre tratamos de estar, somos los que más conocemos, estamos interiorizados de las internas de la parroquia y sabemos qué hacer cuando surge algún problema.

¿Cómo es el grupo humano?

El grupo humano es maravilloso. Cada día aprendemos unos de los otros, eso es lo principal. Tenemos una linda relación basada en el respeto, donde nos sentimos muy cómodos entre nosotros. Siempre tratamos, en lo posible, llegar antes para hacer una oración en grupo junto al santísimo y después, a partir de las 10, ir cada uno a su actividad y esperar que llegue la gente.

¿Tienen voluntarios?

Sí, tenemos un grupito de voluntarios, de paso aprovecho la oportunidad para invitar a cualquiera que quiera venir a conocernos, puede acercarse cualquier sábado para ver el funcionamiento del comedor. Estamos en Alberdi 830, los voluntarios desde las 10 de la mañana y las familias llegan a las 12. Manos para ayudar nunca están de más, bienvenidos van a ser siempre. y hay tejido y se enseña a coser.