Pensar la escuela

Por Magdalenta Roa

Hace unas semanas a partir de una nota de opinión que escribió un estudiante para Ayres de Info, y de una charla que tuve con el grupo de sexto de la Orientación Comunicación, surge la idea con la docente Virginia Himitian y los propios chicos, de incluir una sección de opinión en el periódico digital, “Pensar la escuela”.

Me invitaron a armar la nota presentación de esta sección y sentí oportuno compartir cómo surge este modo de funcionar en el secundario de Ayres del Cerro, donde las voces son escuchadas, especialmente las de los chicos.

Gestionar una escuela implica, entre otras cosas, tomar decisiones en el cotidiano. Es una invitación a pensar en el mediano y largo plazo permanentemente, mientras se resuelven cuestiones de la inmediatez. A la cantidad de situaciones que emergen a diario hay que dar respuesta en función de ciertos principios que se persiguen.

Pero estos principios gestados en los comienzos del nivel también deber revisarse.

Fue hacia mediados de 2010 cuando comenzamos a proyectar el nivel secundario del Colegio Ayres del Cerro. Lo hicimos con Paola Forgue y Gabriela Gervasio, las directoras del nivel inicial y primario respectivamente, y con Juliana Arevalo, psicopedagoga. Surgían preguntas acerca de cuál sería la propuesta curricular y los pilares que la fundamentan, cómo distribuiríamos los horarios, cuál sería el perfil de egresado que buscaríamos y entonces, cuál debería ser el perfil del docente, entre otras tantas. Con las respuestas que nos fuimos dando construimos el Ideario del nivel secundario.

Hacia el mes de febrero de 2011, ya con el equipo de docentes seleccionados, comenzamos a pensar concretamente en el inicio de ciclo lectivo, y allí surgieron otras preguntas: cómo organizaríamos la jornada, cómo trabajaríamos las normas convivencia, cómo abordaríamos el trabajo cotidiano con el equipo docente, cómo esperábamos vincularnos con las familias y los estudiantes… y así, ajustamos el ideario que comenzó a tener forma de Proyecto Institucional.

Iniciado el año escolar, hubo una cantidad de cosas que las familias o los estudiantes preguntaban por primera vez, que también hubo que pensar, porque no estaba todo resuelto y anticipado. Es así que construimos también el hábito de pensar la escuela con otros.

Nos propusimos entonces que las preguntas no se detuvieran; que en lo posible no tuvieran respuestas definitivas sino provisorias, de la historicidad y del contexto, con posibilidad de revisarse cuando fuese necesario.

Y así surgieron inquietudes que tanto chicos como docentes fueron acercando.

Desde la gestión tenemos la responsabilidad de tomar las decisiones, pero podemos dar cuenta de que las posturas se gestan de manera compartida, con alguno de los actores escolares.

Toda pregunta abre posibilidades, abre otras preguntas, a veces respuestas. Nos proponemos no obturar ninguna. Promovemos una escuela que se mira, se piensa, se transforma, y entonces crece. Intentamos que nuestros estudiantes incorporen este  modelo, que como escuela tenemos, para su propia vida.

La sección será una posibilidad para ensayar esta práctica públicamente desde la escritura. Se  tratará de un espacio para pronunciarse, que devendrá o no, en acciones concretas dentro del Colegio. El tiempo lo dirá. Lo importante, nos parece, se dará en el proceso de seguir haciéndonos preguntas.