Adiós a la campana

Por Valentín Palacios y Catalina Vera Cáseres

El Colegio Ayres del Cerro ha comenzado el ciclo lectivo 2019 con varios cambios en la institución, los cuales van desde transformaciones en la infraestructura, como lo es el nuevo portón de entrada y salida, hasta en el personal. Sin embargo, lo que ha llamado más la atención, sin dudarlo, es el nuevo sonido que reemplazaría a los timbres convencionales.

Este año, los alumnos se han llevado una sorpresa al llegar al primer recreo del año. En vez del sonido al que estaban acostumbrados a escuchar, sonó el remix de una canción. Distintas piezas musicales que indican que es hora de salir al patio, o que ha finalizado una hora de clase. Se trata de diferentes canciones, algunas ajustadas al momento del día, por ejemplo cuando termina el horario del turno tarde, suena por los altoparlantes la melodía de “Chau, hasta mañana”, de Fito Paez.

En cuanto al origen de esta innovación, Belén Ramos, secretaria del nivel secundario, dijo que es un cambio que se ha desarrollado a través del recorrido del colegio. Al principio, para indicar que era hora del recreo, se avisaba boca a boca, ingresando a las aulas. Era algo más “rustico”, señala Belén, lo cual hacía perder mucho tiempo. Luego, con el incremento de alumnos se necesitó implementar un timbre manual, que solo se escuchaba en la planta alta de la institución. A partir de esto se amplía el alcance del sistema y se lo lleva a todas las zonas de circulación, para luego ser automatizado y evitar tanta pérdida de tiempo, cuestión que aumenta la efectividad y aliviana el trabajo y la organización. Se llegan así al sistema actual. Este último nace por iniciativa de Gustavo Bardisa, propietario del establecimiento, quién buscaba un cambio en la escuela, algo diferente y fue el encargado de seleccionar, probar y elegir, junto con los preceptores, los temas que serían utilizados en el nuevo timbre, los cuales van desde Queen hasta a Fito Páez, y algunos remix.

Durante este primer mes de clases, alumnos y profesores pertenecientes a la institución han demostrado una serie de sentimientos encontrados para con el nuevo sistema de sonido. Hay a quienes les agrada escuchar música en lugar del ring, y otros que no se manifestaron tan a gusto con la nueva propuesta. La profesora de Biología, Denisse Nuñez, y la profesora de Inglés, Sofia Alewaerts, mencionaron que les gusta la propuesta y además agregaron que es propio de la naturaleza del ser humano el negarse a los cambios, a algo nuevo, haciendo referencia a aquellos chicos que no disfrutan de estas pausas musicales, y sostuvieron que al pasar el tiempo se irán adaptando e incluso comenzaría a agradarles.

Parlante incorporado para la transmisión automática del nuevo timbre, sustituyendo la campana

Otros miembros de la institución como la preceptora Fátima Ciappina y la profesora de Filosofía, Marianela Gervasoni, han demostrado su contento con respecto a la automatización de los nuevos sistemas sonoros, ya que esto vuelve más eficiente el trabajo, las salidas y entradas a la institución y a las respectivas aulas, y ayuda a la organización y a la puntualidad.

Sin embargo, también hubo quien manifestó que escuchar temprano de mañana el timbre, le causa malhumor. Además se han hecho críticas sobre los nuevos sonidos, la intensidad que tienen, el volumen con el que son emitidos y con la interferencia que causa mientras se está dictando clases.

Por otro lado, han surgido nuevas propuestas sobre este mismo nuevo sistema. Se está tomando en consideración la posibilidad de la elección de los alumnos respecto a las piezas musicales que se utilizan para advertir las distintas entradas y salidas. Algunos tienen fe en que esto ayudaría a la adaptación, mientras que muchos alumnos, como es el caso de chicos de sexto y tercer año, siguen negados y creen que ni una elección por parte suya podría mejorarlo.

Mediante este sistema, se está creando un ambiente dividido entre el descontento y la efectividad. Muchos quisieran volver al sonido del timbre convencional, mientras que otros dicen que es cuestión de tiempo para adaptarnos al cambio, que es natural del humano cerrarnos frente a algo nuevo. Lo que todos se preguntan ahora es: ¿Será así?

Fotografía: Catalina Vera Cáseres