El día miércoles 16 de mayo el Colegio Ayres del Cerro recibió la primera amenaza de bomba de su historia como institución. Este hecho se sumó a otras diez que tuvieron lugar en diversas escuelas de la ciudad durante la misma jornada. Como parte de la investigación policial se realizaron al día siguiente los primeros operativos y allanamientos que permitieron la detención de un joven y algunos menores, sospechados de ser autores de las llamadas. Uno de los que ofició como testigo, convocado por la policía, fue Gastón Dubini, profesor de Teatro de Ayres, quién nos relató lo ocurrido en la vivienda de la calle Rosales.
Dubini contó que iba caminando por la calle Chacabuco cuando un efectivo de la policía local y le pidió los documentos y el fiscal le dijo que lo acompañara para ser testigo de un allanamiento. Gastón aceptó, sin preguntarle nada al respecto pero imaginándose que era por las amenazas. Fue a la comisaria, donde se encontraban muchos agentes investigando constantemente. Ese mismo día se habían realizado cuatro allanamientos simultáneos y Gastón obró como testigo en uno de ellos. Nos contó que fueron a una casa que queda en la calle Rosales y la policía llegó con la orden del juez para detener a un chico de 19 años, para que fuera a testificar frente al juez porque se había establecido que el llamado del miércoles, a las 10 de la mañana al colegio Normal provenía desde su celular. El chico contradecía lo dicho, aclaraba que él no era el responsable y que había perdido su teléfono un mes atrás.
Finalmente, el joven fue detenido, además la orden de allanamiento indicaba que la policía debía retener computadoras, teléfonos celulares todo tipo de dispositivos. Gastón agregó que estuvieron una hora en la casa y que el chico pasó la noche en la comisaria primera y lo hicieron declarar el viernes a la mañana donde siguieron presentándose amenazas de bomba en otras instituciones, aunque él fue acusado por esa única llamada.
Protocolo de evacuación
El día de la amenaza, los alumnos de todos los niveles salieron al patio de la institución para organizarse y luego, desplazarse hasta el Club Nahuel, ubicado a unos 200 metros, mientras que la policía hacía un control en las instalaciones del Colegio.
Los niños de primaria estaban muy asustados, se los notaba tensos, mientras que los alumnos de nivel superior querían retirarse.
Ese mismo día, hubo amenazas de bomba en 11 instituciones educativas. Nuevamente en la Escuela Técnica 2, en la exComercio, en Normal, en Sagrada Familia, en la Secundaria 1, en Polivalente se registraron llamados, y se sumó Ayres del Cerro, la Media 2 de Villa Italia, la Escuela 37, San José y Nuestra Tierra.
De hecho, los peritos en explosivos que tienen su asiento en Azul, debieron instalarse momentáneamente en la ciudad ante la cantidad de amenazas denunciadas.
No obstante, el jueves comenzaron los primeros operativos y allanamientos que permitieron la detención de un joven y de algunos menores, sospechosos de ser los autores de las llamadas.
Gustavo, el padre de uno de ellos menores que tuvo que ver con esto, (su apellido de preserva al tratarse de un menor, por disposiciones legales) y expresó en una carta que como padre, «corresponde», expresar públicamente sus «disculpas como familia, por el dolor y la pena que nos ha causado saber que lo que pudo ser una travesura, ha excedido los límites y ha perjudicado a tanta gente de diversas maneras, y digo travesura, ya que ninguno de los chicos involucrados sabe absolutamente nada de bombas ni atentados».
Gustavo aclara que tanto él como su familia ha colaborado «con todo lo que se nos ha pedido», y seguirá haciéndolo, «para aportar todo lo necesario para que esto se resuelva, no vuelva a suceder, y por sobre todo, se repare el daño ocasionado, así tengamos que ser nosotros quienes debamos hacernos cargo de esto en cuanto nos corresponda».