La esquina de piedra

Por Lucía Ramos

En 1890 fue construido el edificio que casi medio siglo después marcaría la vida de mi familia y la de los habitantes tandilenses.

En lo que es actualmente la esquina de 4 de abril y Marconi, funcionaba la escuela N°12, que luego, se reformó y se convirtió en panadería.

Existieron 2 sueños anteriores ejerciendo su labor de panaderos antes de que en 1949 Héctor Oliver, mi bisabuelo, comprara la panadería junto a sus socios: Francisco Brogno y Amalia Martinenghi (su cuñada).

Se llamaba “La Argentina” y funcionaba de lunes a sábado. En sus inicios, cuando el horno era a leña, Héctor se levantaba a trabajar a las 2:00 am porque la panadería abría al público a las 8:00 am y el pan debía estar listo. Luego, cuando se cambió a gas, la producción comenzaba a las 4:00 am.

Según mi familia, la maquinaria que se utilizaba era monstruosa. La amasadora, el horno, la sobadora y las tablas ocupaban gran parte del espacio y llamaban la atención de todo aquel que los observara.

Sus 15 empleados y los dueños trabajaban todo el día hasta las 10 pm. Y no solo vendían en el local, “La Argentina” era el mayor proveedor de productos en restaurantes, confiterías y hoteles, teniendo una gran influencia y reconocimiento en la ciudad.

En 1982, Héctor sufrió un accidente cardiovascular (ACV), lo que le impidió continuar con sus tareas y administración del negocio. Dos años después, sus socios vendieron finalmente la panadería ya que no lograban mantenerla.

En 1995, el edificio se declaró patrimonio histórico de la ciudad debido a su antigüedad y a la complejidad de su diseño hecho de grandes rocas. Hoy funciona allí, el comercio “Familia Green”.

Ana, mi abuela, nació en 1949 y vivió prácticamente toda su infancia en la panadería. Sus recuerdos y anécdotas son los que me llevaron a escribir esta historia…